Elizabeth Kostova
Ed. Umbriel
Interesante, con buen manejo de suspenso, pero por momentos cansado y predecible, este es un buen libro que recrea la leyenda de Drácula.
La historiadora del título nos narra los sucesos que acontecieron en su adolescencia, cuando su padre se ve involucrado en la búsqueda de la tumba que contiene los restos de Vlad Tempes, inspirador de la novela Drácula de Bram Stocker.
Aunque los personajes de la novela menosprecian un poco la mencionada novela Drácula por tratarse de un trabajo de ficción, no cabe duda que La Historiadora es un homenaje a la obra de Bram Stocker, principalmente al hacer uso extensivo de la epístola como medio de narración. Desgraciadamente, mientras que en Drácula este estilo le da vida al suspenso, ya que el lector tiene que ir uniendo las partes de la historia que no están narradas en las cartas, en La Historiadora las cartas por momento son útiles, y en otros sólo sirven para llenar espacio o incluso para redundar en ideas planteadas anteriormente.
La novela está bien escrita, las ideas son muy interesantes, y los giros de la trama muy adecuados. Sin embargo el “espacio” entre giro y giro es muy grande, y a ratos la historia se vuelve tediosa y es difícil avanzar, en particular a la mitad del libro. Es obvio que Kostova no quiere hacer un libro vertiginoso de vampiros, sino más bien de suspenso, como lo es Drácula, pero para lograr esto quizá lo hizo más largo de lo que debiera.
El final es bastante bueno e interesante en su concepción, pero muy poco original y hasta predecible. Se nota mucho la influencia de los finales propios de las películas de horror de los últimos años del siglo XX.
Sin llegar a ser el “fenómeno” que la mercadotecnia ha hecho creer al público, La Historiadora es una buena lectura de vampiros, que se salva de ser aburrida gracias a una buena aunque no original conclusión.
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